Hoy en clase hemos hablado sobre las ideas que tenían los célebres
filósofos Hobbes y Rousseau sobre el estado de naturaleza y el Estado de
Gobierno.
Para Hobbes, estado de naturaleza es
sinónimo de caos, ya que para él, el ser humano necesita dominar a sus iguales,
y ello desemboca en conflicto. Solo el tiempo y la creación de leyes y normas
por parte de un monarca consiguieron que el ser humano fuese educado
adecuadamente.
Sin embardo, Rousseau dice todo lo
contrario. Según este autor, el estado de naturaleza era el estado perfecto, ya
que, para él, los humanos somos seres gregarios que tienden a vivir en paz y
armonía con la comunidad. Pero, poco a poco, se sucedieron unos cambios
externos que nos obligaron a cambiar, y a causa de estos cambios surgió la
propiedad privada, que fue el comienzo del fin. Gracias a Dios, esta
"enfermedad" que contrajo la humanidad tenía cura, y esa cura pasaba
por que el poder del estado estuviese en manos del pueblo. Todos los individuos
cedían su libertad a favor del bien común.
Si tuviese que inclinarme por alguno de
los dos autores, supongo que estaría de parte de Rousseau. Creo que el ser
humano, en sus gregarios orígenes era bueno, y que fue la aparición de la
llamada "sociedad" lo que nos volvió crueles. Más que la sociedad,
fueron los valores que esta nos inculca. Valores como ciertas religiones, que
convierten a los hombres en monstruos, el afán de conquista, que llevaron a las
grandes naciones a conquistar territorios que hoy en día son llamados
"tercer mundo" (por nuestra culpa). Valores como el machismo, que
hace que en algunos países esté bien utilizar la violencia contra las mujeres,
ese valor que está presente en nuestras cabezas y que dice que "quién más
tenga, más feliz será", lo que provoca avaricia, envidia... Y una larga lista
de etcéteras.
Aunque también Hobbes tiene algo de razón.
Observemos a los niños, por ejemplo. Los niños son un claro ejemplo de
crueldad, al no saber distinguir el bien del mal, hacen y dicen todo tipo de
cosas, algunas crueles, como insultar a un amigo o incluso, maltratar a un
animal. Puede que lo hagan inconscientemente, pero... ¿Acaso ese no es un claro
signo de que los seres humanos nacemos con cierto punto de maldad?
Por eso creo que, en parte, debe haber un
punto intermedio. Ni nacemos demonios ni santos. Creo que en toda persona
existe un lado bueno y uno malo, y que la sociedad y el ambiente en el que
vivimos no hace más que potenciar una de las dos partes.
En cuanto a la aparición del estado...
Creo, como Hobbes, que el estado se creó para inculcar una serie de leyes y
normas con las que regir el país, porque si no, esto sería un descontrol. Puede
ser que estas normas, en un principio inofensivas, hayan derivado en trampas
para nosotros mismos, leyes que no podemos controlar y que, de algún modo,
condicionan nuestra total libertad.
No comparto, sin embargo, las ideas de
Rousseau. Puede ser que, en un principio (hace mucho, mucho tiempo), el poder
lo tuviese el pueblo, pero hoy en día el único poder que tenemos es el de botar
y no siquiera eso es correcto de todo. Son los políticos los que tienen el
poder, y el pueblo, por mucho que se manifieste y esté en desacuerdo con él, no
puede echarlo de donde está.